domingo, 31 de agosto de 2008

¡AY LLUVIA Y NO HAY TESTIGOS!


Dulce espejo de agua
tu aliento por mi cuello
rozándome la sal y la alborada
dejándose alcanzar por estas ganas
que tiene mi sonrisa de beberte

Y tú
rayo de luna entre cortado
sin nada que decir
me dices todo
me diluyes
me tiemblas
me enloqueces
me haces vibrar
de amor y de cansancio
de plenitud rodándose en las sábanas
mientras que el alma vuelca
su intimidad repleta
sin sonrojarse apenas por las olas
de miradas que vuelan sus pasiones
entornando los ojos

Gemidos que acorralan
felices sus andenes
y tú y yo
negociando
la entrega presurosa
con el tiempo sin tiempo
de Mario Benedetti

¡Hay lluvia en la ventana de la cama
cuando nos devoramos los abismos!
¡Ay lluvia y no hay testigos!
¡Qué bien que no hay testigos!


© 2008 Madeleine E. Belliard

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