Las Formas de tu Cuerpo
Hace algunos días que las palabras andan de paseo con no sé dónde. Pese a eso, violento el maletín donde guardo con celo ese alfabeto raro que casi nunca uso. Desdoblo con cuidado cada letra ancestral y me dispongo rauda a dar los primeros trazos sobre estos pliegos donde he de diseñar con cálculos precisos las formas de tu cuerpo.
y deja que mis dedos
se silencien en ti
milímetro a milímetro.
Deja que se deslicen
por sobre tu epidermis
mis caricias más niñas
y deja que mis labios
se humedezcan en ti
sobre tu espalda suave,
tu espalda tan soñada;
Tu espalda…
Quisiera descorrerla
desde el cuello alargado
hasta el pincel del tiempo
donde calla el silencio.
Y besarte los sueños.
Y dejar delirando
al perdido control
ese sin dueño.
Y beberte el aliento.
Y llegar navegando
a tus cimas pobladas
de la alfombra de pétalos
que nacen en tus senos.
Caminar hacia adentro
por el monte del vuelo.
Hasta ese mismo centro
donde pierdes la voz
por el shock del encuentro.
Y quiero dibujarte
con el tiempo sin tiempo,
con mi voz, con los ojos,
con el alma y el cuerpo.
Yo quiero poseerte
para poder perderme
y yo quiero entregarme
para poder tenerte.
¡Ay Mujer!
Déjame navegarme
en tu aguacero.
Déjame hacer legal
este manto de besos.
Déjame desdoblar
la palabra infinito
y retener la ruta
de los días.
Déjame elaborar
un poema en tu alma.
¡Déjame hacerte mía!
© 1993 Madeleine E. Belliard
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