sábado, 15 de mayo de 2010


EL RASTRO DE UNA ESTRELLA

Busco tu nombre
En la vereda de mis pasos



La acalorada tarde me provoca
Y tu silueta existe para hablarme
Del mapa de tu cuerpo
Sobre el cual me construyo cada noche
En cada acantilado
En cada curva nueva y redimida
En cada bosque conocido
Que reinicio y que siembro
Con la huella indeleble

Has sido el precipicio
Donde siempre me lanzo
A buscar una estrella
Por eso te dedico la canción
y por eso te amo
Por eso rio siempre y ya no lloro
Por eso me enarbolo por tu cuello

Tú te cuelgas del alma
Entibias la mañana
Arropas madrugadas con tu abrazo

Tú te lanzas al sol
Por un trozo de pan
Y regresas cargando una sonrisa

Tú te pintas poemas y canciones
En el jardín que encajan las hamacas
Para que quien recueste su cabeza
No encuentre cómo irse

Tú lavas la alborada
Justo en la media tarde
Y nadie se refresca más
Que tus manos mojadas y alfareras

...

Te me pierdes
Jugando al esconder
Y cuando encuentre el rastro
Te dejaré mi huella elaborada
Como si fuera el verso de tu beso
Al ritmo inigualable
De los tambores locos
Apasionados
Ricos
Desbocados y alegres
Ya corazón ardiendo
Ya rumba de la noche
Ya conocidas calles de adoquines
De los Muñequitos de Matanza
Justo detrás del "Solo" para un piano
Que introdujo Palmieri entre mi alma
Sólo para gozarnos…

© 2010 Madeleine E. Belliard

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