ALEGRE Y DELICADA
En mi mano posaste
tu alegre y delicada fortaleza
y esa bruma gastada de los acantilados
Pusiste caracolas esmaltadas
Restauraste los sueños disidentes
Enarbolaste montes y claveles
delicados de punta
justo donde el silencio
suicidaba palabras sin sentido
entonces
sin más remedio santo
descubrí que yo fui
tu presa acorralada a besos
de versos que se labian
como canción ardiente
en la noche romántica de Sol…
… Y así pasó la vida.
© 2013 Madeleine E. Belliard
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